Recinto amurallado MuPaseo Las fortificaciones de la villa adnamantina, se citan ya en la crónica de Alfonso VII, el Emperador, cuando, dice que Alfonso I de Aragón, el Batallador llegó a Almazán y entró en la villa con toda sus huestes y comenzó a cercarla, muro magno et alto, vallándola toda, pues Alfonso VII, su hijastro, la tenía puesto cerco, pero al retirarse éste en 1129 Munivit Almazan (el Batallador), et reversus est, in terram suam, que era Aragón. Robusto cerco de murallas ha tenido la villa, hasta que fueron derribadas en 1813. El tosco aparejo de sus muros, de piedras, denotan en su parte más antigua, ser obra del siglo XII, época de su reconquista por Alfonso VI de Castilla y de su repoblación por su yerno Alfonso I de Aragón.
MuPMercado Fue, sin duda, esta villa una de las plazas mejor fortificadas de la Edad Media, como parece indicado su topónimo árabe Almazanum el fortificado. Defendida por sus altos y extensos lienzos de murallas, que ascendían hasta el cerro del Castillo, con el nombre de El Cinto. MuPHerreros Del dominio musulmán apenas quedan restos, a no ser los cimientos de muros que aprisionan el ábside de la iglesia de San Miguel, puesto que, (en opinión de Gaya Nuño) las murallas levantadas por el Batallador se reharían mucho después que la iglesia, que había quedado empotrada da entre las primitivas murallas. Casi todos los escritores coinciden en decir que Almazán estaba guarnecido de murallas y siete puertas, cuyos nombres fueron: La Puerta de la Villa, la de Herreros, la del Mercado, la de Berlanga, los Postigos de San Vicente, Santa María y San Miguel. La Puerta del Mercado, la más cercana al castillo, fue siempre la más importante de la villa; semeja la entrada a un recio castillo feudal, con los dos fortines prismáticos que la dan fortaleza y majestad. El Postigo de Santa María está junto a la Plaza de su nombre. El Rollo de las Monjas era el último baluarte defensivo, junto al río; sigue en pie, pregonando su belleza. El castillo, situado en la cima, debió ser recio e importante, y de allí partía el cerco o Cinto de la extensa muralla, que excedía en mucho a toda la villa. MuPVilla Por la Puerta de la Villa o del Reloj, se entra a la plaza anchurosa y típicamente castellana, claustrada en parte por soportales con columnas de piedra, cerrada al Poniente por la renacentista fachada del Palacio del siglo XVI, levantado por los Hurtado de Mendoza Marqueses y señores de Almazán. Al Norte de la Plaza se encuentra la morisca iglesia de San Miguel. Pero hay que advertir que tanto el Palacio de los Mendoza, como la iglesia de San Miguel, deben contemplarse por la parte del río Duero, que lame sus muros y así veremos que fue cerrada la muralla por estos puntos asentándose palacio e iglesia en el borde de la meseta sobre el río, donde asienta también la muralla, por reunir excelentes condiciones de defensa y estrategia. OTRAS CONSIDERACIONES José Ángel Márquez Muñoz El Castillo fue abandonado, en el siglo XV, por los Hurtado de Mendoza, si bien a mediados del XVI se reparó. Durante la Guerra de la Independencia era ya un montón de ruinas. Murollo Las murallas carecían de torres, a excepción de las puertas y el Rollo de las Monjas. El postigo de Santa María disponía de portones de madera giratorios y debió contar, como la Puerta de Herreros, puente. Del foso de la muralla de esta zona queda el nombre de la Calle de la Cava. Otro postigo hay entre San Miguel y el Palacio, y hubo un tercero junto a la iglesia de San Vicente que fue demolido en 1889. La construcción de las murallas son de varias épocas. Lo que queda no es anterior al siglo XII. Algunos creen que las mandó edificar Alfonso X (1256-1284). Para algunos, las puertas son de finales del XIV, opinión que no comparte Márquez, quien estima que son de los siglos XII y XIII.
|