Palacio EL PALACIO GÓTICO-RENACENTISTA El palacio de los Hurtado de Mendoza, después de los condes de Altamira, y a la sazón de la familia Martínez Azagra, es el edificio civil más insigne de la villa. En él residieron los Reyes Católicos y su corte entre abril y junio de 1496, y descansaron en otras ocasiones. A finales del siglo XV se construyó el primer palacio, del que puede observarse su fachada septentrional desde el Parque de la Arboleda, sobre la escarpada ladera que lame el Duero. Igualmente subsiste la que fue puerta de acceso al piso alto del patio que hoy día se ha transformado en ventana. Palacio2 Tres arcos apuntados quedan de los ocho, sin decoración, del piso bajo de la fábrica gótica de esta fachada norte. El piso superior, en cambio, es una "luminosa galería hispanoflamenca", en palabras de Martínez Frías. "Integran esta galería once arcos rebajados, que descansan en soportes ochavados con capiteles decorados con bolas", agrega. Diez escudos se han tallado en las enjutas de esta arquería, que sirven de referencia para poder documentar iconográficamente la fecha de su construcción, que debió estar concluida en 1496, siendo el promotor de este palacio Pedro González de Mendoza y Luna, señor de Almazán y primer conde de Monteagudo de las Vicarías, que era a su vez Guarda Mayor de Enrique IV y que se desposó con Isabel de Zúñiga y Avellaneda. Esta galería goza de un artesanado con entrelazos y casetones con figuras de estrechas de ocho puntas; lo pintado se limita a vegetales, y hemos de añadir que similares artesonados se repiten en las habitaciones de este segundo piso hispanoflamenco. Palacio3 La antaño puerta, y ahora ventana alzada sobre la escalera, es de arco carpanel con baquetoncillos cual si fueran columnitas que se alargan en las jambas. "Las molduras cóncavas que se interponen entre los baquetones se decoran con tallos nudosos unas veces, enrollados por una cinta y, otras, provistos de frutos- y con plantas trepadoras, cuyas hojas presentan esquemas alancetados", describe Martínez Frías, quien la fecha a comienzos del siglo XVI. El adnamantino J.A. Márquez Muñoz es quien más ha estudiado su artesonado, así como el de la carpintería de armar, en general, de la comarza de Almazán, y declara que las vigas del antaño Oratorio están decoradas con hexágonos en relieve formados por un sogueado en resalte, con alguna flor de lis. Boceto Palacio Con la elevación de rango del señor de Almazán al ser nombrado marqués Francisco Hurtado de Mendoza y Chacón, se construye la nueva fachada renacentista a partir de 1565, cuyo frente principal, la portada este, da a la Plaza Mayor. De dos plantas y alero sobre cornisa, se apoya en ménsulas robustas con algunas luceras para el desván.
Márquez Muñoz resalta que las techumbres de la crujía que da a la plaza, y que sirven de suelo a los desvanes, tiene grandes vigas longitudinales sin decoración; "únicamente merecen la pena reseñarse los almarbates que aparecen resaltados en todo su perímetro, sobresaliendo en el muro por canecillos en madera, que rematan en ménsulas renacientes, con volutas y perfil en S, cuyos papos van decorados con sogueados, flores con los pétalos abiertos, foliáceas, estrellas de ocho puntas, o bien de seis inscritas en un círculo, etc., y otros motivos de influencia mudéjar". Palacio5 "La portada y el balcón principal ocupan el centro de la fachada, formando un artístico grupo de corte clásico, resuelto por la superposición de dos cuerpos, cada uno con dobles columnas jónicas sobre decorados plintos", señala Teógenes Ortego. En lo alto se encuentra un escudo con marco barroco entre el frontón curvado y partido, cuya corona sujetan dos doncellas sentadas. "El balconaje de entonada forja y las cornisas animando los paramentos de perfecta sillería; el ritmo y proporciones de sus vanos, y la excelente labor escultórica de la portada, constituyen un armonioso conjunto; tal como acertara a soñarlo su anónimo arquitecto, bien empapado de los cánones romanos", asevera Teógenes Ortego. patio interior El patio interior, con arcadas de ladrillo, sirve de apoyo a las crujías de la galería alta, a la que se accede por una gran escalera sobre la que está la citada puerta gótica-isabelina, hoy ventanal luminoso.
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